
Pinto lo que veo, siento e imagino.
Pinto desde la admiración que experimento ante ciertas realidades encontradas Y que constituyen mi mundo propio.
El mío es un realismo subjetivo, no habrá una imagen exacta a la pintada sino la que queda a través del recuerdo y el sentimiento.
Observo el paso del tiempo, me atraen esos vegetales tan expresivos y bellos en su viaje vital, detalles en apariencia humildes pero llenos de sugerencias, esos cachivaches llenos de óxido que el ser humano ha utilizado y que, a veces, el mar transforma reconvertidos en objetos únicos. El misterio de lo sugerido en las transparencias de un invernadero también es un reto para mi.
A veces mezclo realidades distintas y creo paisajes imposibles, estados de ánimo, historias encontradas y que intentan crear interrogantes en el espectador.
Creo que pintar es estar al acecho de todo esto y tratar de transmitirlo.